Wednesday, May 09, 2007

Petit Cel




Él, director de orquesta, le preguntó cuál sería el mejor regalo que podría hacerle. Ella, soñadora, le dijo que un Petit Cel con un jardín inmenso. Al tiempo le entregó las llaves de una torre en lo más alto de Llafranc, con vistas al mar, con un jardín inmenso, lleno de flores, sin piscina, sólo jardín, tal y como ella había pedido. En la entrada una glorieta dice: Petit Cel.
Él murió, pero los jardineros siguen puntualmente cuidando el jardín, aunque ella ya no quiera subir allí. Aunque se quede en casa, en Barcelona, sin salir a la calle, hablando con Mario, su admirador secreto imaginario. Luego llama a la radio y canta canciones. Una vez, antes de que decidieras equivocarte conmigo, llamó a Radio Alegría y nos cantó una canción. Qué coincidencia.
La historia de tus abuelos tiene un cuento. Quizá dos, o tres.
Petit Cel. Allí me llevaste. Y no hicimos nada. Dormir, comer, pasear, soñar tumbados al sol, ver la lluvia, oir el mar, pasear en la cama, leer, mirar la tele, ... Querernos, que ya es bastante.